Aquellas que no deben morir es un proyecto que se acerca a la idea, la gestión, la localicación y la economía de la muerte. En el contexto de una sociedad hedonista e hiperpositiva que glorifica la juventud y demora la realidad del traspaso, nos proponemos sumergirnos en la exploración de las estructuras sociales y políticas que gobiernan la muerte para así habilitar instrumentos que interrumpan el relato convencional. En el centro de la creación del proyecto nos hemos encontrado, pero, con un cambio de paradigma global que nos moviliza en todos los ámbitos de la vida.
La pandemia mundial que sacude los fundamentos de las sociedades occidentales, ha generado una inoculación de pánico colectivo en relación a una máxima desatendida: no éramos eternas. Nuestra propuesta es configurar una hipótesis escénica que burle el pánico y la mercantilización de los afectos, a través de retomar el lenguaje y dinámica del ritual, cuestionando la institucionalización de la muerte y también, por tanto, de la propia vida.
Las Huecas nace el año 2016 con la voluntad de llevar a cabo creaciones escénicas desde la práctica colectiva. Como agrupación hemos transitado por varias identidades: investigadoras etnógrafas, banda de punk o dibujantes de fanzine, aunque somos básicamente cuatro actrices, una técnica y una productora. Hemos actuado en el espacio público, en solares abiertos, en teatros, en salas alternativas de conciertos y en streaming en Instagram. Por eso es muy importante para nosotras el diálogo entre los marcos de representación y las decisiones performáticas tomadas. En este sentido trabajamos desde el cuerpo biográfico que se vincula necesariamente con el cuerpo político y, por tanto, con nuestra condición de sujeto privilegiado para la tribuna de la escena. Nos situamos por ideología en el reconocimiento de las propias condiciones materiales, apostando por una estética del distanciamiento, del extrañamiento del real a partir de un estar-en-la-escena inestable, expuesto a la precariedad del cuerpo y de sus circunstancias, expuesto al juego abierto de los códigos teatrales, el cuál podríamos denominar como poetización del fracaso o performance de la retirada permanente.